domingo, 29 de junio de 2014

Industria del Cuero





Ni las vacas sagradas de la india son aún sagradas: antes de importar su cuero a países europeos para ser convertido en zapatos de prestigio, las vacas sagradas de la India son transportadas de contrabando a Bangladesh, donde hoy domina el islam y los animales son desollados, durante días y noches, sin anestesia, como mandó el profeta Mahoma. Muchos animales son escalpeados estando vivos.

La India pertenece con su mercadería de cuero de exportación con valor de 1,2 millardes de dólares anuales, al grupo de mayor exportador mundial de cuero. Labels como “Made in Germany” o “Made in Italy” no son ninguna garantía, ya que en ellos se hace referencia solo a la elaboración del cuero, pero no a su origen.





En la Colonia, la industria del cuero era próspera, en la fabricación de elementos de caballería y baúles. Los principales artículos eran: botas, monturas, riendas, fustas e incluso sillas y asientos para viaje. La elaboración de monturas y aperos estaba en relación directa con el sistema hacendario ya que éste se basaba en el caballo introducido por los españoles.

Aunque la información histórica es escasa y fragmentaria, en la memoria de otras comunidades artesanas se recuerda a la talabartería como oficio de antiguo origen. Pero sus características han variado notablemente en los últimos años debido a la subdivisión de las grandes haciendas y a la mecanización de la producción agrícola, que han relegado a segundo plano a ese mundo que se movía a lomo de caballo. Asimismo hoy la diversificación de la producción, dirigida más bien está dirigida a cubrir demandas urbanas; además, el pequeño taller familiar ha sido sustituido por la pequeña empresa industrial y por la empresa contratista a domicilio.
En la actualidad, la fabricación de productos de cuero es muy importante para el país, no solamente por la gran demanda de mano de obra que implica, sino por la gran variedad de nuevos productos que genera, inclusive para destinarlos a la exportación. Los viejos maestros recurren aún a procesos largos y complejos para tratar el cuero, por lo general de vacuno, aunque también de oveja, chivo y a aún de serpiente. Este proceso implica, el desangrado, pelado, desaguado y curtido mediante la guaranga, para lograr el cuero “blanco” que será entregado al talabartero.



En el Ecuador pocas etnias son las dedicadas a la talabartería, no obstante la crisis de la vaquería, persisten en pueblos, ciudades y provincias como Portoviejo, Chone, Píllaro, Machachi, Cotopaxi, La Esperanza, Cotacachi, Loja, talleres que se dedican a la elaboración de aperos y complejas monturas de tipos diversos, entre ellos galápagos y ganchos de excelente acabado y alto costo, estribos, guruperas, cinchas, riendas, jáquimas, guardafangos y alforjas, piezas en la que se destaca el minucioso repujado del cuero.

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